- Creo en la profesión de periodismo.
- Creo que la revista pública es una confianza pública, que todos los que están conectados con ella son, en la medida de su responsabilidad, fideicomisarios para el público, que la aceptación de un servicio menor que el servicio público es una traición a esta confianza.
- Creo que el pensamiento claro y la declaración clara, la precisión y la equidad, son fundamentales para un buen periodismo.
- Creo que un periodista debe escribir solo lo que tiene en su corazón como verdad.
- Creo que la supresión de las noticias, por cualquier otra consideración que no sea el bienestar de la sociedad, es indefendible.
- Creo que nadie debe escribir como periodista lo que no diría como caballero; que el soborno con el bolsillo de uno mismo debe evitarse tanto como el soborno con el bolsillo de otro; que la responsabilidad individual no puede escaparse invocando las instrucciones de otro o los dividendos de otro.
- Creo que la publicidad, las noticias y las columnas editoriales deben servir por igual a los mejores intereses de los lectores; que un único estándar de verdad útil y limpieza debe prevalecer para todos; que la prueba suprema del buen periodismo es la medida de su servicio público.
- Creo que el periodismo que mejor tiene éxito— y que mejor se merece el éxito-teme a Dios y honra al hombre, es firmemente independiente, indiferente al orgullo de opinión o a la codicia de poder, constructivo, tolerante, pero nunca descuidado, autocontrol, paciente, siempre respetuoso con sus lectores, pero siempre sin miedo; se indigna rápidamente de la injusticia; no se deja intimidar por el atractivo de los privilegios o el clamor de la turba; busca dar a cada hombre una oportunidad y, en la medida en que la ley y el salario honesto y el reconocimiento de la hermandad humana puedan hacerlo, una oportunidad igual; es profundamente patriótico al tiempo que promueve sinceramente la buena voluntad internacional y cimenta la camaradería mundial; es un periodismo de la humanidad del mundo de hoy y para el mundo de hoy.
Creo en la profesión de periodismo.
Creo que la revista pública es una confianza pública, que todos los que están conectados con ella son, en la medida de su responsabilidad, fideicomisarios para el público, que la aceptación de un servicio menor que el servicio público es una traición a esta confianza.
Creo que el pensamiento claro y la declaración clara, la precisión y la equidad, son fundamentales para un buen periodismo.
Creo que un periodista debe escribir solo lo que tiene en su corazón como verdad.
Creo que la supresión de las noticias, por cualquier otra consideración que no sea el bienestar de la sociedad, es indefendible.
Creo que nadie debe escribir como periodista lo que no diría como caballero; que el soborno con el bolsillo de uno mismo debe evitarse tanto como el soborno con el bolsillo de otro; que la responsabilidad individual no puede escaparse invocando las instrucciones de otro o los dividendos de otro.
Creo que la publicidad, las noticias y las columnas editoriales deben servir por igual a los mejores intereses de los lectores; que un único estándar de verdad útil y limpieza debe prevalecer para todos; que la prueba suprema del buen periodismo es la medida de su servicio público.
Creo que el periodismo que mejor tiene éxito— y que mejor se merece el éxito-teme a Dios y honra al hombre, es firmemente independiente, indiferente al orgullo de opinión o a la codicia de poder, constructivo, tolerante, pero nunca descuidado, autocontrol, paciente, siempre respetuoso con sus lectores, pero siempre sin miedo; se indigna rápidamente de la injusticia; no se deja intimidar por el atractivo de los privilegios o el clamor de la turba; busca dar a cada hombre una oportunidad y, en la medida en que la ley y el salario honesto y el reconocimiento de la hermandad humana puedan hacerlo, una oportunidad igual; es profundamente patriótico al tiempo que promueve sinceramente la buena voluntad internacional y cimenta la camaradería mundial; es un periodismo de la humanidad del mundo de hoy y para el mundo de hoy.
– Decano Walter Williams de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Missouri (1914)