Un profesor de filosofía universitario jubilado que fue, en un tiempo, uno de los niños más famosos de los Estados Unidos, pero estaba frustrado y desgarrado por su fama, ha muerto de coronavirus.
La familia de Joel Kupperman dijo que el miércoles murió el mes pasado en un hogar de ancianos en Brooklyn a los 83 años. Había estado sufriendo de demencia durante varios años.
De 6 a 16 años, nacido en Chicago, Kupperman fue panelista habitual en «The Quiz Kids», un programa de radio en el que un equipo de jóvenes extraordinariamente brillantes respondía preguntas complejas enviadas por los oyentes.
El público ganaba un premio si confundía al panel y a los niños se les otorgaban bonos de ahorro si respondían a las preguntas difíciles.
Los niños estaban vestidos con batas y tablas de mortero. Kupperman hablaba con un ceceo y sonreía brillantemente al recitar hechos oscuros y ecuaciones matemáticas complicadas, lo que lo cautivó a la audiencia.
Él y el resto de los niños se convirtieron en grandes personalidades de la radio, codeándose con estrellas de cine y políticos y apareciendo en películas y en programas de comedia de radio. Incluso se invitó a Kupperman a dirigirse a las Naciones Unidas.
Pero cuando el programa se trasladó a la televisión, Kupperman ya no era un niño lindo, sino un adolescente desgarbado y algo molesto que fue eclipsado por los panelistas más jóvenes.
Dejó el programa cuando tenía 16 años, entró en la Universidad de Chicago y fue blanco de matones. Sintiéndose como si hubiera sido explotado, se negó a hablar de «The Quiz Kids» y advirtió a su familia que no le preguntara sobre ello.
Kupperman más tarde obtuvo un doctorado en filosofía en la Universidad de Cambridge en Inglaterra y enseñó en la Universidad de Connecticut durante 50 años. Escribió varios libros.
En uno de los raros momentos en que habló de su pasado, Kupperman le dijo al New York Times que «ser un niño brillante entre sus compañeros no era la mejor manera de crecer en Estados Unidos.»
«Existe esta extraña noción de que la inteligencia es una sola cosa, pero la gente puede ser inteligente en algunos aspectos y estúpida en otros», le dijo una vez a su hijo.
El New York Times informó que le sobreviven su esposa, Karen; su hijo Michael; su hija Charlie; su hermana, Harriet Moss, y un nieto.