¿Es contagiosa la bronquitis?

Bronquitis

Dicho de una manera sucinta, la bronquitis es una inflamación, o una irritación, de las vías respiratorias inferiores, o sea de la tráquea, los bronquios y los pulmones. A efectos de la respuesta a la pregunta, hay que matizar, y distinguir entre dos tipos de bronquitis: crónica y aguda.

La bronquitis crónica

Generalmente es consecuencia de una inflamación prolongada de las vías respiratorias inferiores, causada bien por la exposición durante largo tiempo a gases contaminantes -como el humo del tabaco, el polvo en suspensión en el aire o agentes químicos- bien por alguna alergia prolongada. Los bronquiolos (los conductos finales, muy estrechos, de los bronquios) se van afectando paulatinamente, perjudicando su función. Los síntomas son respiración entrecortada, jadeos y tos productiva crónica.

A efectos de diagnóstico, ante la sospecha de una bronquitis crónica, el médico pedirá radiografías de tórax, pruebas respiratorias funcionales, electrocardiogramas y análisis de sangre. Todo ello servirá para confirmar el diagnóstico y evaluar la gravedad de la enfermedad.

El daño sufrido no se puede curar, pero sí se puede detener el progreso de la enfermedad. Lo más importante es dejar de fumar; además, conviene evitar áreas contaminadas o muy húmedas y, si las condiciones de trabajo son dañinas para los pulmones, hay que considerar cambiar de trabajo o incluso de residencia. El ejercicio y mantener un peso adecuado serán igualmente de ayuda.

También existen medicamentos que palian los síntomas, fundamentalmente los broncodilatadores, administrados por lo general, por inhaladores. En casos extremos, el oxígeno, en pequeñas «mochilas» portátiles, contribuirá a mejorar la calidad de vida.

La bronquitis aguda

La bronquitis aguda (es decir, de aparición reciente) es igualmente una inflamación de las vías respiratorias pero causada, en este caso, por una infección.

Especificando más, la bronquitis aguda suele producirla alguno de los virus que causan el resfriado o la gripe. La mayoría de los casos empiezan, pues, por un catarro de nariz o garganta. En muchas ocasiones, la infección no ‘baja’ a los pulmones, pero en otros sí. En concreto, los pacientes de bronquitis crónica son más susceptibles de sufrir bronquitis aguda, lo que empeora la situación.

Los síntomas habituales coinciden con los de la bronquitis crónica: irritación de las vías respiratorias, tos, mucosidad (flemas) y dificultad para respirar. Además, el paciente de bronquitis aguda tendrá habitualmente fiebre. Lo indicado a efectos de paliar los síntomas de la bronquitis crónica es válido para la aguda (excepto en lo tocante al ejercicio): dejar de fumar es fundamental, además de evitar los ambientes cargados y húmedos.

Al ser producida por un virus, no hay un tratamiento específico contra esta enfermedad. Lo que se recomienda es lo habitual para una gripe: beber mucha agua para mantenerse hidratado, tomar medicamentos antipiréticos (para bajar la fiebre), como el paracetamol, y guardar reposo. Eventualmente, si la infección vírica va asociada a otra infección bacteriana (lo que es posible), el médico podrá pautar un tratamiento antibiótico.

En resumidas cuentas, la bronquitis crónica (no producida por agentes patógenos) no es contagiosa, mientras que la bronquitis aguda, al estar causada generalmente por un virus, sí puede serlo.

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