La identidad personal se trata de la percepción que tiene cada persona sobre sí misma. Podríamos decir que la identidad personal es la conciencia de existir que tenemos y nos define como individuos. Como tal está compuesta por un conjunto de datos que adquirimos a lo largo de nuestra vida, los cuales pueden moldear nuestro comportamiento y personalidad.
Por esta razón, la identidad personal empieza a desarrollarse desde temprana edad, cuando somos niños. Cuando los niños empiezan a tener conciencia de sí mismos, de los demás y de su entorno contemplan el papel que tienen ellos en la sociedad. Por supuesto que se trata de un proceso en continuo desarrollo que se va forjando a medida que crecemos.
El entorno con el que se relacionan los individuos tiene gran incidencia en la personalidad que adquieren finalmente. Esto se debe a que tomándolo desde una perspectiva íntima el individuo es el elemento central o uno de los principales en la personalidad. La individualidad de cada persona les permite integrarse en la sociedad y diferenciarse de los demás.
La identidad personal son los rasgos que nos definen como individuos.
Los elementos que forman la identidad personal nos permiten adherir ante ciertos comportamientos, gustos e intereses. Es a partir de estos que las personas pueden incorporarse a ciertos grupos al encontrar coincidencias con otros. Tanto las creencias como las observaciones que marcan nuestra infancia terminan consolidando el enfoque con el que apreciamos el mundo.
Junto con este enfoque personal podemos adherir a otras creencias propias del grupo social que llegan a influenciar nuestra identidad. Aspectos como el lenguaje, la nacionalidad, las tradiciones tienen un gran impacto e influyen en nuestros comportamientos. Se marca cierta pertenencia a todos estos aspectos culturales que se reflejan en nuestras acciones.
Además de los aspectos sociales y culturales, cabe mencionar que aspectos propios de nuestra persona tienen un gran impacto en nuestra personalidad. Algunos ejemplos de esto son nuestro nombre e incluso la edad que tenemos, ambos inciden a forjar nuestra identidad, nuestra individualidad.
Aspectos de la identidad personal
La identidad de las personas se encuentra conformada por una serie de características propias de cada persona. Todas estas características le permiten a cada persona reconocerse como individuos y poder diferenciarse de otros. De igual manera puede tratarse del concepto que cada persona tiene de sí mismo y define nuestro carácter, actitudes, intereses y temperamento.
Como tal, la identidad personal se conforma a partir de las percepciones, conocimientos y creencias que tenemos de nosotros mismos. Son todas estas ideas y características que nos definen y nos permiten distinguirnos de los demás. Empezamos a formar nuestra identidad durante la niñez, al adquirir conciencia y razonamiento propio.
Aunque el proceso para desarrollar nuestra identidad empieza con la niñez se extiende hasta la edad adulta. Esto quiere decir que vamos forjando nuestra identidad a medida que crecemos, nos conocemos mejor y experimentamos diferentes situaciones. Llegados a la edad adulta ya sabemos quién somos, lo que queremos y el lugar que nos toca en la sociedad.