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Recaudador de los ingresos reales en Egipto; nacido en Jerusalén alrededor del 220 a.C.; muerto en 175; hijo menor del recaudador de impuestos Joseph ben Tobiah con su segunda esposa, la hija de su hermano Solimio. Mostrando desde su infancia las habilidades y los logros más extraordinarios, se convirtió en el favorito de su padre, cuya predilección puso celoso a su medio hermano mayor, y posteriormente se convirtió en una fuente de miseria para toda la nación. Su padre, incapaz de estar presente en una solemnidad de la corte egipcia a causa de sus enfermedades, envió a Hircano como su representante, los dos hermanastros mayores se negaron a asistir por razones propias. La ocasión de la solemnidad es desconocida. No pudo haber sido el nacimiento de Ptolomeo V., Epífanes (209 a. C.), ya que Hircano tenía entonces solo once años de edad. Sus hermanastros escribieron a sus amigos en la corte para que Hircano se quitara de en medio.

Hircano, prometiendo a su padre ser muy económico en todos los gastos, obtuvo de este último una carta de crédito a su mayordomo en Alejandría. Pronto ganó el favor de la corte por su inteligencia y por su habilidad para hablar. Agradó a Tolomeo y a sus cortesanos por su ingenio y especialmente por sus regalos extravagantes; y cuando dejó Alejandría, él mismo estaba cargado de regalos. Probablemente también fue galardonado con la oficina de recaudador de impuestos. Sus hermanastros, que ahora tenían una razón aún mayor para los celos, estaban al acecho para matarlo; e incluso su padre se enfureció contra él a causa de las enormes sumas que había gastado. Se produjo una batalla en la que Hircano y sus compañeros mataron a dos de sus medio hermanos. Temiendo por su seguridad, Hircano abandonó Jerusalén.

A la muerte de José, las disputas de los hermanos fueron desposadas por el pueblo. Los hijos mayores, por odio a Hircano, que probablemente sucedió a su padre en el cargo, se pusieron del lado de Antíoco contra Egipto, y formaron un partido Seleucida, mientras que Hircano y sus seguidores apoyaron a los Ptolomeos. En el triunfo final de los seléucidas, Hircano tomó su morada más allá del Jordán, en el territorio que le había concedido Ptolomeo V., y estaba en guerra continua con los árabes y otras tribus, a las que obligó a pagar impuestos.

Hircano erigió un fuerte castillo de mármol blanco sobre una roca cerca de Heshban, y lo rodeó con un amplio foso de gran profundidad. Este castillo se llamaba «Tyrus».»Durante siete años, Hircano permaneció en su retiro y acumuló una inmensa riqueza, una parte de la cual fue depositada en el Templo de Jerusalén (II Macc. iii. 11). Con el ascenso de Antíoco Epífanes, los Tobíades renovaron sus hostilidades contra Hircano y persuadieron al nuevo rey para que lo capturara. Hircano, temiendo una muerte ignominiosa, se suicidó.

Bibliografía:

  • Josephus, Ant. xii. 4, §§ 6-11;
  • Grätz, Gesch. ii. 245 y ss.;
  • Adolf Büchler, Die Tobiaden und die Oniaden, passim;
  • Schürer, Gesch. i. 195 y ss.

G. I. Br.

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