Joe Bonamassa – 20 de Septiembre de 2020 – Ryman Auditorium (Nashville, Tennessee)
En todo este tiempo siempre hemos defendido los conciertos en streaming como una de las pocas válvulas de escape que tienen los grupos para ofrecer material nuevo en directo además de posibles ingresos que se puedan conseguir en las retransmisiones. Es obvio que según las posibilidades de cada uno se podrán hacer en el local de ensayo, en un local de grabación o en estadios, como es el caso… y todas, absolutamente todas serán respetables por el esfuerzo que haga la banda en cuestión para difundir su música y no dejar a sus seguidores sin su música en vivo.
¿Qué pasa cuando Joe Bonamassa quiere hacer un streaming? Y además si es presentando su nuevo disco… pues que como decíamos no se va a conformar en hacerlo desde su casa (aunque hay que decir que el maratón que hicieron desde su asociación y reseñamos aquí si que lo vimos desde una habitación) y alquiló el prestigioso, mítico, clásico, legendario y cualquier tipo de adjetivo que represente algo histórico como es el Ryman Auditorium de Nashville, Tennessee (sede del programa Grand Ole Opry, donde actuaron los pioneros del rock y del country). Siguiendo el procedimiento habitual de todos estos eventos, puso a la venta una serie de tickets para que la gente tuviese donde elegir a la hora de ver el concierto. El objetivo principal era ver el concierto como es evidente, pero según subía el precio de tu ticket tenías el disco en descarga directa cuando saliera o acceso a toda la videografía del gran guitarrista para que se pudiera acceder a ella cuando se quisiera. Si a nivel logístico apuntaba más que alto, a nivel de merchandising seguía por el mismo nivel ya que puso a la venta varios modelos de camisetas y accesorios como llaveros o tazas, además de las ediciones del disco, claro está.
En el escenario enorme se colocaron en la parte de atrás en una pequeña tarima dos coristas junto a su batería, mientras que en primera línea teníamos a un armonicista, un segundo guitarra, el teclista y en el centro al propio Joe. Las luces fueron sensacionales arropando y dando calidez al evento según lo pedía cada tema rematado por una pantalla gigante que proyectaba imágenes correspondientes al tema que sonaba en ese momento, unas condiciones de lujo. No podemos decir lo mismo de la conexión, ya que tuvimos varios cortes que no nos dejaron disfrutar del concierto en esa primera vez que lo veíamos (tuvimos que cambiar de dispositivo varias veces hasta que conseguimos verlo hasta el final)… menos mal que lo han dejado hasta el próximo domingo (al menos con la opción básica) para verlo tantas veces se quiera. Ahí si que no hay ningún corte y se ve y se oye en HD tal y como anunciaron desde un primer momento. Imaginamos que los servidores no daban a basto para servir a tanta gente que supuestamente se conectó a la vez para ver el concierto en tiempo real.
Lejos de encontrarnos bajo un grandes éxitos para contentar a todos los que veían la retransmisión, Joe quiso darle máxima exclusividad al evento interpretando por primera vez los temas de su próximo disco «Royal Tea», que recupera sus influencias de guitarristas de rock y blues ingleses como John Mayall, Jeff Beck o Cream. Como apreciación personal, la primera vez que vimos el concierto (además de los cortes de transmisión) teníamos que ir adivinando que tema iba interpretando ya que no presentó ninguno (quizá se daba por supuesto que iban a ir todos en orden según el tracklist del disco) y no éramos conscientes que atribuirle a cada tema. En sucesivas reproducciones con los temas al lado ya pudimos disfrutar de cada uno de ellos y ver que nos depara este nuevo disco del genial guitarrista.
En unas primeras impresiones nos quedamos con el tema título «Royal Tea» o «High Class Girl» con grandes solos por parte de Bonamassa, «Lookout, Man» destacaron las coristas en este tema tan sentido. El single «Why Does It Take So Long to Say Goodbye» explotó al final con otro solo intenso, y a medida que se acaba el disco tenemos temas más pegadizos y rockers como «Conversation with Alice», «I Didn’t Think She Would Do It» o el fantástico «Lonely Boy» con el que acabó dejándose guardado «Savannah». Sabíamos que iba a tocar una hora y media pero quizá entre tanto desconcierto se nos pasó realmente rápido y ya estábamos en los bises. También éramos conocedores de que Bonamassa iba a interpretar alguna de las canciones de su disco «A new day Now» que cumple 20 años, así que cayeron «Cradle Rock» de Rory Gallagher, «Walk in My Shadow» de Free y «A New Day Yesterday» de Jethro Tull junto a «Evil Mama» de su último «Redemption».
Verdaderamente supimos apreciar la grandeza del disco en sucesivas reproducciones, confirmando el genial estado de forma de Joe y porque es uno de los más grandes, o sino el que más, de la actual escena bluesy. Quizá faltó la intensidad del público, pero queremos pensar que cada uno lo disfrutó y lo gozó en el sofá de sus casas. Joe hizo referencia un par de veces a la After Party, pero no sabíamos que era eso hasta que entramos de nuevo a la plataforma, viendo que había otro vídeo de una hora de duración con más actuaciones en vivo, pero esta vez de la ingente cantidad de artistas que existen en la escena blues y rock actual. Artistas recomendados y ayudados por la asociación del propio Bonamassa Keeping the blues Alive que ayuda a los músicos en la época en la que estamos. En resumidas cuentas diremos que fue otra delicia de vídeo descubriendo a cada uno de los grupos/artistas en sus diferentes interpretaciones de blues… a dúo, con banda, con guitarras acústicas, dobros, saxo… Entre los interpretes nos sorprendieron Tyler Bryant, Southern Avenue e Ida Mae junto a las interpretaciones del siempre carismático Jared James Nichols y Robert Jon & the Wreck.
El nombre de Joe Bonamassa es sinónimo de calidad, elegancia y buena música y eso es lo que tuvimos en estas 3 horas de blues. No sabemos hasta cuando se podrán comprar entradas, pero si queréis disfrutar del talento de Bonamassa y de todos los artistas de los que confía y quiere ayudar, no dejéis pasar la oportunidad.
David Aresté