Ya en 1933, los políticos nazis habían discutido el establecimiento de instituciones dirigidas por judíos para llevar a cabo políticas antijudías. El concepto se basaba en prácticas centenarias que se instituyeron en Alemania durante la Edad Media. A medida que el ejército alemán recorría Polonia y la Unión Soviética, llevó a cabo una orden del líder de las SS Heydrich de exigir a la población judía local que formara Consejos Judíos como enlace entre los judíos y los nazis. Estos consejos de ancianos judíos, (Judenrat; plural: Judenräte), fueron responsables de organizar la deportación ordenada a los campos de exterminio, de detallar el número y las ocupaciones de los judíos en los guetos, de distribuir alimentos y suministros médicos, y de comunicar las órdenes de los amos nazis de los guetos. Los nazis impusieron estas órdenes al Judenrat con amenazas de terror, que se les dieron credibilidad mediante palizas y ejecuciones. A medida que la vida en el gueto se convirtió en una «rutina», el Judenrat asumió las funciones de gobierno local, proporcionando policía y protección contra incendios, servicios postales, saneamiento, transporte, distribución de alimentos y combustible, y vivienda, por ejemplo.
El Judenrat recaudó fondos para crear hospitales, hogares para huérfanos, estaciones de desinfección y para proporcionar alimentos y ropa a los que no los tenían.
Los líderes judíos eran ambivalentes sobre la participación en estos Judenröte. Por un lado, muchos veían estos consejos como una forma de colaboración con el enemigo. Otros vieron estos consejos como un mal necesario, que permitiría a los líderes judíos un foro para negociar un mejor tratamiento. En los muchos casos en que los líderes judíos se negaron a ofrecerse como voluntarios para servir en el Judenrat, los alemanes designaron judíos para servir de forma aleatoria. Algunos judíos que no tenían antecedentes de liderazgo aceptaron servir, con la esperanza de que mejorara sus posibilidades de supervivencia. Muchos de los que sirvieron en el Judenrat fueron arrestados, llevados a campos de trabajo o ahorcados.
Cuando los nazis exigían una cuota de judíos para participar en trabajos forzados, el Judenrat tenía la responsabilidad de satisfacer esta demanda. A veces los judíos podían evitar el trabajo forzado haciendo un pago al Judenrat. Estos pagos complementaban los impuestos que el Judenrat recaudaba para financiar los servicios prestados en los guetos.
Surgieron organizaciones judías clandestinas en los guetos para servir como alternativas al Judenrat, algunas de las cuales se establecieron con un componente militar para organizar la resistencia a los nazis.
Fuentes: El Holocausto-Una Guía para Maestros. Copyright 1990 por Gary M. Grobman. Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida de ninguna forma, o por cualquier medio, mecánico o electrónico, o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación de información u otro método, para cualquier uso, sin el permiso por escrito de Gary M. Grobman, excepto que se permite el uso, copia y distribución de la información en esta versión electrónica de este libro, siempre que no se cobre ninguna tarifa o compensación por el uso, las copias o el acceso a dicha información y el aviso de derechos de autor se incluya intacto.