La artritis psoriásica juvenil (ASpJ) se puede estratificar en 2 subgrupos en función de la edad de inicio, y hacerlo puede mejorar los resultados del diagnóstico y el tratamiento, según un nuevo informe.
Devy Zisman, MD, con el Centro Médico Carmel en Haifa, Israel, y colegas publicaron su artículo en la edición de febrero de 2017 de la Revista Journal of Rheumatology.1 El análisis involucró a niños con JPsA del registro de la Alianza para la Investigación en Artritis y Reumatología Infantil (CARRA, por sus siglas en inglés).
«Aunque algunas de las diferencias que reportamos pueden reflejar diferencias semánticas en la clasificación de la enfermedad, tienen implicaciones terapéuticas. A los pacientes que no están clasificados como JPsA por los reumatólogos pediátricos se les pueden ofrecer diferentes opciones de tratamiento a medida que estén disponibles nuevos medicamentos que los etiquetados como JPsA/PsA», dijo el Dr. Zisman a MedPage Hoy.
JPsA es una enfermedad heterogénea con datos contradictorios sobre la clasificación y la progresión de la enfermedad.2-5 El objetivo del estudio actual era aclarar parte de esta controversia y determinar cómo la edad de inicio de la enfermedad y los resultados se relacionan con la demografía, los factores clínicos y las variables de laboratorio.
«Las tasas de supervivencia mejoradas, actualmente del 99,7% a los 10 años, permiten que la gran mayoría de los jóvenes con afecciones reumáticas sobrevivan hasta la edad adulta», dijo el Dr. Zisman. «El creciente número de pacientes, junto con la exacerbación de la enfermedad y el daño acumulado que puede ocurrir en individuos con enfermedad reumática de inicio infantil, resalta la necesidad de prestar atención al proceso de transición, incluida la transferencia de la atención de los proveedores de reumatología pediátrica a los adultos», agregó.
Diseño del estudio
El análisis actual fue un estudio transversal retrospectivo de 361 niños con ASpP del registro CARRA legacy, que se inscribieron entre 2010 y 2013. Los niños fueron diagnosticados por reumatólogos tratantes.
Al inicio y 1 año después del reclutamiento, se observaron varias características, incluyendo datos demográficos (incluyendo edad en el momento del primer síntoma, edad en el momento del diagnóstico, sexo, raza, etnia e historia clínica familiar), medidas clínicas (incluyendo artritis, daño articular, entesitis, dactilitis y picaduras en las uñas, sacroilitis/dolor inflamatorio de espalda (IBP), psoriasis, uveítis y enfermedad inflamatoria intestinal (IBD), y variables de laboratorio (incluyendo factor reumatoide, anticuerpos antinucleares y estado HLA-B27).
Los niños y los padres recibieron una serie de cuestionarios de evaluación de la salud al inicio y al seguimiento. Los autores también señalaron el uso actual o previo de agentes, incluidos los antiinflamatorios no esteroideos (AINE), los glucocorticoides (GCs) y los fármacos antirreumáticos modificadores de la enfermedad (FAMEs).
Los resultados se evaluaron utilizando 2 modelos; el primer modelo observó cambios objetivos en el cambio en la prevalencia de artritis, dactilitis, entesitis, psoriasis, sacroilitis y picaduras de uñas, mientras que el segundo modelo se ocupó de los cambios subjetivos en las puntuaciones del cuestionario de salud.
Artritis juvenil
Del registro CARRA legacy de artritis idiopática juvenil, 361 niños (5,6%) tenían ASpP. El tiempo promedio desde el primer síntoma hasta el diagnóstico fue de 1,0 años, con una edad promedio de inicio de 8,3 años. La mayoría de los niños de esta cohorte eran blancos (94%) y mujeres (62%), presentaban poliartritis (55,3%), oligoartritis (44,7%), entesitis (32,7%), dactilitis (29,7%) y sacroilitis (16,7%).
Los pacientes también presentaron psoriasis (66,8%) y picaduras de uñas (37,5%). Se observaron antecedentes familiares de psoriasis en el 31,3% de esta cohorte. Se detectó ANA en el 46,2% de los niños, mientras que el 10,6% eran HLA-B27 positivo. Se observó daño articular por radiografía en el 24,6% de los 301 pacientes que habían notificado datos de imágenes. Los intentos de tratamiento incluyeron el uso de AINEs (44,3%), GCs (52.1%), y FAMEs (81,4%), y se determinó que el 81,3% de los niños eran de clase funcional 1 del American College of Rheumatology.
A 1 año de seguimiento, obtenido para 222 niños (61,5%), los resultados objetivos mejoraron en general. De los niños con poliartritis, 50 (39,7%) experimentaron resolución de su artritis, mientras que 48 (61,5%) con oligoartritis también se habían resuelto. Solo 4 niños (5,1%) empeoraron de oligoartritis a poliartritis.
En esta cohorte, a 1 año, también mejoraron otros resultados objetivos, como picaduras de uñas, dactilitis, psoriasis, entesitis, sacroilitis clínica y uveítis, y no se observó empeoramiento radiográfico en aquellos con datos de imagen disponibles.
Después del análisis multivariado, los datos revelaron que las niñas y aquellas con una edad más temprana al inicio tuvieron mejores resultados en el seguimiento. Sin embargo, no se observó una mejora similar en las puntuaciones del cuestionario de salud, «la mejora en los hallazgos objetivos no va acompañada de una mejora en los hallazgos subjetivos de bienestar en niños con artritis psoriásica juvenil», señala el Dr. Zisman.
En su conclusión, los autores declararon :» Los datos apoyan la división de pacientes con ASpP en 2 subgrupos clínicos, de acuerdo con la edad al inicio de la enfermedad rheumat Actualmente, los reumatólogos pediátricos no diagnostican ASaP en todos los niños cuyas manifestaciones de la enfermedad cumplen con los criterios de CASPAR. La unificación de la clasificación del PSA pediátrico y de adultos merece ser considerada.»1 Los autores también señalan que el uso de criterios de CASPAR en el ApE de todas las edades «mejoraría la continuidad de la atención y reflejaría los conceptos actuales sobre la patogénesis y la expresión del ApE.»1
Publicado: 23 de mayo de 2017