La película está levemente inspirada en Blow-Up (1966), de Michelangelo Antonioni, la cual está a su vez basada en el relato de Las babas del diablo. Esta obra es del escritor Julio Cortázar, en el que un fotógrafo cree haber encontrado la prueba de que se ha cometido un asesinato mientras revisa uno de sus trabajos. Pero, la diferencia es que esta cuenta con un dilema moral ausente en el filme de Antonioni, el hecho de que el protagonista se muestre indiferente con las consecuencias producidas por repartir las conversaciones que registra. En realidad, le preocupan enormemente.
Además, ambas forman parte de un momento de paranoia hollywoodiense, en el que diversas películas reflejaban una reacción al escándalo Watergate y la caza de brujas de la década pasada. Estas cosas influenciaron a Blow out (1981), de Brian De Palma, donde un ingeniero de sonido graba, sin pretenderlo, un accidente de tráfico mientras trabaja en el sonido de una película de terror. Antonioni, Cortázar y De Palma demuestran en sus respectivos trabajos una gran fascinación por las nuevas tecnologías y un trabajo de cámara elaborado.