Al igual que con muchos problemas de salud mental, a menudo es difícil identificar una causa específica de ansiedad social . Hay dos factores principales que sientan las bases de nuestra vida mental:
- Nuestra composición genética (es decir, la naturaleza)
- Nuestra historia de experiencias personales (es decir, crianza)
Estos dos no operan de forma aislada. Más bien, están íntimamente entrelazados, y en combinación nos hacen lo que somos.
Factores genéticos y biológicos
Se ha observado que hay un componente hereditario en la ansiedad social. Por ejemplo, los estudios han demostrado que las personas cuyos padres y hermanos tienen fobia social tienen más probabilidades de sufrirla ellos mismos. Sin embargo, como todos sabemos, la correlación y la causalidad no son equivalentes. En particular, es posible que algunos casos de fobia social dentro de una familia sean comportamientos aprendidos. Sin embargo, hay otras formas de estudiar el vínculo entre la genética y la ansiedad (como los estudios de gemelos), y en general se acepta entre los científicos que hay un componente genético en la ansiedad social. Una estimación es que la genética explica alrededor del 30% de la variabilidad observada en la población.
Los factores biológicos incluyen el sexo y la edad. La fobia social es ligeramente más frecuente en las mujeres; sin embargo, todavía no sabemos con certeza si esto es biológico o cultural. El inicio es típicamente en los primeros años de la adolescencia, pero los síntomas pueden aparecer más adelante en la edad adulta. Si no se trata, los síntomas pueden persistir a lo largo de la vida.
El vínculo causal entre la genética y la ansiedad social no se comprende bien. Sabemos que no se ha descubierto ningún gen que sea capaz de explicar la naturaleza compleja del problema. Una teoría es que los genes influyen en los niveles de neurotransmisores en el cerebro, y un desequilibrio puede conducir a sentimientos de miedo y ansiedad en ciertas situaciones. Algunos estudios han utilizado imágenes cerebrales para investigar el vínculo entre la neuroanatomía y la fobia social. Hay alguna evidencia de una conexión con la región «amigdaloide-hipocampo» del cerebro, que está involucrada en el razonamiento emocional y la creación de recuerdos emocionales.
Al considerar la relación entre genética y salud mental, es muy importante no adoptar una actitud determinista. Nuestros genes pueden predisponernos a ciertos comportamientos, pero todos tenemos la capacidad de superar su influencia y alterar la forma en que pensamos y nos comportamos. De hecho, este es uno de los principios subyacentes de la Terapia Cognitiva Conductual (TCC), y los estudios de imágenes han observado directamente cambios en el cerebro después del tratamiento con TCC.
Factores ambientales
La sección anterior mencionó que la genética puede representar aproximadamente el 30% de las causas que sustentan la ansiedad social. Sobre la base de esta estimación, está claro que la historia y el entorno de uno juegan un papel significativo, y a menudo dominante. Esto tiene sentido, ya que ciertos aspectos de la condición son sociales por su propia naturaleza y deben experimentarse de primera mano.
Hay cierto debate sobre el papel de los «eventos negativos de la vida». En el pasado, los psicólogos creían que la fobia social era el resultado de un «evento desencadenante». Si bien es cierto que hay eventos significativos en la vida de uno que tienen un gran impacto en su psique, sería una simplificación excesiva decir que todos los síntomas de fobia social se remontan a un solo evento. Con esto en mente, se han reportado las siguientes tendencias en la literatura revisada por pares:
- Ciertos estilos de crianza pueden influir en el desarrollo de un niño. Por ejemplo, los padres que son sobreprotectores, irritables, deprimidos, controladores o que no alientan a sus hijos a relacionarse con otros tienen más probabilidades de tener hijos socialmente ansiosos.
- El acoso durante los años escolares se correlaciona con la ansiedad social.
- Se ha observado una relación entre personas que han sufrido eventos traumáticos durante la infancia y adultos con fobia social.
- El trastorno tiene aspectos culturales. Por ejemplo, parece haber diferencias en la prevalencia, los síntomas y las situaciones temidas cuando se comparan los países occidentales con los asiáticos.
Huelga decir que hay muchas personas que tienen fobia social que no se ajustan a ninguna categoría predefinida. Además, es posible que algunos «eventos negativos de la vida» solo ocurrieron debido a una predisposición genética hacia el miedo y la ansiedad, y el evento negativo sirvió para reforzar una condición existente, en lugar de causarla.
Conclusión
En resumen, los orígenes de la fobia social son variados y complejos. Ciertos trenes genéticos pueden predisponernos a la afección, y las experiencias durante nuestros años de adolescencia formativa pueden introducir o fortalecer el miedo a la evaluación negativa. Afortunadamente, el problema es en gran medida tratable. Es importante no insistir demasiado en las causas subyacentes de la ansiedad social. Más bien, el enfoque debe centrarse en los patrones de pensamiento inútiles que la mantienen activamente (consulte cómo tratar la ansiedad social).