Esta fresca mezcalería de la Ciudad de México es el lugar ideal para satisfacer todas sus necesidades basadas en agave. Es un espacio lleno de personajes, de mal humor y a la luz de las velas y lleno de pequeños rincones en los que sentarse, las paredes de ladrillo inundadas de pinturas creadas por artistas mexicanos. A excepción de una pared que está completamente ocupada por una colección de cubas de vidrio de la potente bebida espirituosa, cada una diferente en color y sabor, con tubos que serpentean de ellas. El popular bar cuenta con una variedad de unos 22 mezcales diferentes, ese hermano ahumado del tequila, para elegir. Algunos son casi como el whisky en su complejidad y ahumado. Servido en vasos de chupito, su porción de mezcal viene con un plato de acompañamiento, lleno de rodajas de semillas de naranja y pimiento, con las que decorar su gran bebida a la manera tradicional. Las botellas están disponibles para comprar si así lo desea.
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