«No seas un hombre temeroso de Dios», advierte Valdez a Lucius, «sé un hombre temeroso de Valdez.»
Entonces, ¿dónde está Dios-dónde está el bien-en el sistema de justicia penal? Las preguntas no se ciernen sobre «Jesús saltó el Tren ‘A'», sino que lo tiran con fuerza de vendaval. No hay nada abstracto en ellos: El Sr. Guirgis dice que la obra comenzó en su propio intento de rescatar a un amigo de la Iglesia de la Unificación. Tal vez sea para evitar que el drama se rompa en pedazos, por lo tanto, que sujeta el marco de procedimiento tan firmemente en su lugar alrededor de los debates de los prisioneros. Sus escenas se alternan con otras en las que la abogada de Ángel, Mary Jane Hanrahan, debe romper su perversa resistencia para prepararlo para la corte.
Mientras estas entrevistas mantengan el tono furiosamente socrático de la obra, realzan la idea de que tomar buenas decisiones en un mundo malvado está casi más allá del conjunto de habilidades humanas. Pero en una serie de monólogos que se alejan aún más de la acción, las reflexiones de Hanrahan sobre el caso, y sobre su propia inversión en él, disipan la tensión. Este ligero defecto en la escritura se ve exacerbado por algunas elecciones de dirección incómodas, incluyendo un»Orden de Ley &», como el efecto de sonido chung-chung entre escenas. Esto te lleva a esperar a Jerry Orbach, o un desenlace limpio que el Sr. Guirgis no está a punto de proporcionar.
Pero la puesta en escena de Mark Brokaw en un sencillo set de Riccardo Hernández, sensiblemente iluminado por Scott Zielinski, es por lo demás imparcial y limpia, como si no quisiera dejar huellas dactilares. En cambio, se ha centrado con razón en dar forma al elenco en un conjunto superlativo a pesar de una serie de contratiempos: tanto el Sr. Carvajal como el Sr. Gathegi, que son excelentes, fueron reemplazos tardíos. Eso es asombroso, ya que sus roles son asesinos en más de un sentido. Los otros, Stephanie DiMaggio como Hanrahan, Erick Betancourt como Charlie y especialmente Ricardo Chavira como el aterrador Valdez, los apoyan, y los argumentos de la obra, con facilidad.