La tuberculosis es la enfermedad infecciosa más letal a nivel mundial, pero la gran mayoría de las personas que están expuestas al patógeno causante primario, Mycobacterium tuberculosis (MTB), no desarrollan una enfermedad activa. Sin embargo, la mayoría de las personas muestran signos de infección que permanecen a lo largo de su vida. En esta revisión, desarrollamos un marco que describe varias transiciones posibles de la exposición a patógenos a la enfermedad de tuberculosis y reflexionamos sobre los estudios genéticos para abordar muchas de ellas. La evidencia apoya firmemente un componente genético humano tanto para la infección como para la enfermedad activa, pero muchos de los estudios existentes, incluidos algunos de los nuestros, no delinean claramente qué transición(es) se examina (n) explícitamente. Esto puede dificultar la interpretación en términos de por qué solo algunas personas desarrollan una enfermedad activa. No obstante, se han identificado picos de vinculación y asociaciones con la enfermedad activa o la infección latente. Para la transición a la enfermedad activa, las vías definidas como señalización de células T y B alteradas por TB activa en la artritis reumatoide y la diferenciación de células colaboradoras T están significativamente asociadas. Las vías que afectan la transición de la exposición a la infección son menos claras, ya que los estudios de este fenotipo son menos comunes y la respuesta primaria, si existe, aún no está bien definida. Por último, discutimos el papel que la interacción entre el linaje de MTB y la genética humana puede desempeñar en la enfermedad de tuberculosis, especialmente en la gravedad. La gravedad de la TB es en la actualidad la única forma de estudiar la supuesta coevolución entre la BTT y los seres humanos, ya que es imposible, en ausencia de enfermedad, conocer el linaje o los linajes de la BTT a los que ha estado expuesto un individuo. Además, a pesar de que la gravedad se ha definido de múltiples maneras heterogéneas, parece que la coevolución MTB-humana puede dar forma a la patogenicidad. Un análisis más detallado de la coevolución, que requiere un análisis cuidadoso de muestras emparejadas, puede ser la mejor manera de evaluar completamente la base genética de la TB.